El concepto fue
introducido por los teóricos alemanes Theodor Adorno y Max Horkheimer en el
artículo "La industria cultural. Iluminismo como mistificación de
masas", escrito por ambos entre 1944 y 1947, y publicado en el libro
"Dialética de la ilustración. Fragmentos filosóficos" o
"Dialéctica del Iluminismo", en otra traducción. Supone una mirada
crítica y profundamente pesimista sobre la función de los medios de
comunicación (cine, radio, fotografía), que estaba consolidándose en las
sociedades desarrolladas luego de la Primera Guerra Mundial. Adorno y
Horkheimer analizan especialmente la industria del entretenimiento
("amusement" en el texto) en Estados Unidos, donde se encontraban
exiliados, como efecto del avance del nazismo en su Alemania de origen. Ambos
pertenecen a la Escuela de Frankfurt.
En el citado texto, la
industria cultural se presenta no sólo como una modalidad moderna adoptada por
los medios de comunicación de masas para la producción de sus obras, que puede
compararse a la producción de cualquier otro tipo de mercancía capitalista en
la sociedad industrial (seriada, de baja calidad, pensada para un público
masivo y poco exigente), sino que además su función principal viene a ser la de
afirmar el orden social vigente ("exhortaciones a la conformidad"),
anulando la autonomía y la capacidad reflexiva y crítica de los receptores.
Con la emergencia del
capitalismo financiero y el modelo neoliberal en los años 80 del siglo XX el
concepto de industria cultural, se amplió a uno con mayor connotación
económica, política y de desarrollo social, el de industrias creativas.
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